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La transición deportiva de Tania Lamarca: una retirada no planificada y sus efectos en la salud mental

Tania Lamarca hablando sobre su retirada deportiva

La dura realidad de la transición deportiva: el testimonio de una campeona olímpica

Tania Lamarca, medallista olímpica en gimnasia rítmica, comparte con Fundación Blanca su experiencia sobre uno de los momentos más difíciles en la vida de cualquier deportista: la retirada. Su testimonio es un recordatorio de la importancia de cuidar la salud mental durante esta etapa crucial.

Cuando el final llega sin avisar

Para muchos deportistas, la retirada es un proceso planificado, una decisión meditada tras años de carrera. Pero no siempre es así. «Mi retirada no fue planificada porque me expulsaron del equipo nacional por pesar 2 kg de más», confiesa Tania Lamarca con una honestidad que estremece.

Esta revelación pone de manifiesto una realidad que pocos se atreven a verbalizar: a veces, la carrera deportiva termina de forma abrupta, sin preparación, sin tiempo para procesar lo que está ocurriendo.

El vacío después de la élite

Los meses que siguieron a su retirada fueron especialmente complejos. «Los previos con mucha tensión e incertidumbre de que decisión iban a tomar sobre mí, yo no me quería retirar y veía que mi final se acercaba por otras personas», explica Tania.

Pero fue después cuando llegó lo más duro: «Posteriormente tuve primero una sensación de vacío, de que no encontraba mi sitio y no sabía luego que hacer durante mucho tiempo, y tuve ansiedad por la comida durante un tiempo.»

Esta experiencia refleja uno de los desafíos más significativos que enfrentan los deportistas de élite: la pérdida repentina de estructura, propósito y rutina que ha definido sus vidas durante años.

La crisis de identidad

Cuando le preguntamos si sintió que perdía parte de su identidad al dejar de ser deportista de élite, Tania es contundente: «Totalmente, siempre había sido Tania la gimnasta y desde ese día dejé de serlo. No tenía otra identificación, no lograba saber quién era y dónde podía encontrar mi sitio.»

Describe cómo ese proceso la llevó a experimentar una depresión: «Pasé una depresión prácticamente sola y en silencio, me aparté al cuello de los míos y pude ir avanzando poco a poco pero no fue hasta adulta y cuando lo pude superar y con manos que me recogían para no caer en el pozo.»

Los retos psicológicos invisibles

Los aspectos psicológicos que más marcaron su transición fueron múltiples. «No saber qué hacer con mi vida. Sentía que yo era la mejor en mi deporte y no sabía luego si era buena en algo más», relata. «Sentía que decepcionaba, que fallaba a los míos, no sabía en qué utilizar mi tiempo y me costó reubicarme en las amistades ya que los que tenían mi edad su vida seguía y yo iba a clase con compañeros dos y tres años menores.»

Esta descripción ilustra perfectamente la desincronización vital que experimentan muchos deportistas de élite cuando se retiran: mientras sus compañeros de generación avanzan en sus carreras profesionales, ellos deben empezar desde cero.

La batalla con la depresión

Tania reconoce haber experimentado depresión durante este proceso. Sin embargo, cuando se le pregunta si buscó ayuda psicológica profesional, su respuesta es clara: «No, y sabe que me costó tarde en dármelo cuenta.»

Añade una reflexión importante: «No, y sabe que me costó tarde en dármelo cuenta. ¿Crees que te hubiera sido útil? No en esa época.»

El cuerpo tras la retirada

La relación con el cuerpo también sufrió un cambio drástico. «Tuve trastorno con la comida y engordé mucho, separarme tal y como era para no identificar que mi físico era algo que tenía valor personal. No era tan valgo como persona, no un físico.»

Esta batalla demuestra cómo la identidad de un deportista de élite está profundamente ligada a su cuerpo, y cómo la separación de esa imagen puede convertirse en un proceso doloroso y complejo.

Construyendo una nueva vida

Cuando le preguntamos qué pasos dio para construir su nueva identidad, Tania responde con sinceridad: «Pequeños que a veces paraba por recaídas, tuve una recaída años más tarde, por intentar…» [la respuesta parece inconclusa, pero refleja que el proceso no fue lineal].

Su testimonio nos recuerda que la recuperación y la reconstrucción de una identidad post-deportiva no es un camino recto, sino uno lleno de avances, retrocesos y nuevos comienzos.

Reflexión final

La historia de Tania Lamarca es un recordatorio poderoso de que detrás de cada medalla, de cada actuación perfecta, hay una persona que enfrentará tarde o temprano el desafío de la transición deportiva.

Desde Fundación Blanca queremos visibilizar estas realidades para que ningún deportista tenga que atravesar este proceso en soledad. La salud mental durante la retirada deportiva no es un lujo, es una necesidad.

Si eres deportista y estás atravesando o te aproximas a este momento, recuerda:

  • No estás solo/a
  • Buscar ayuda profesional no es una debilidad, es una fortaleza
  • Tu identidad es mucho más que tu rendimiento deportivo
  • La transición es un proceso, no un evento único
  • Mereces apoyo, comprensión y tiempo para encontrar tu nuevo camino

Fundación Blanca trabaja para proporcionar apoyo integral al deportista, especialmente en el ámbito de la salud mental. Si necesitas ayuda o conoces a alguien que la necesite, no dudes en contactarnos.

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