Durante años se habló en voz baja. Se intuía en los silencios, en las retiradas abruptas, en los cambios de carácter, en las lesiones que no eran solo físicas. Hoy, por fin, hay datos.
Según un estudio impulsado por Fundación Blanca junto con la Universidad de Zaragoza, el 20% de los deportistas presenta problemas de salud mental. Una cifra que no deja lugar a interpretaciones complacientes.
Lo que durante años fue una percepción se ha convertido en evidencia.
Cuando el éxito no protege del malestar
El estudio, basado en más de 500 encuestas a deportistas, revela una realidad compleja y preocupante: consumo de alcohol y tranquilizantes, problemas graves de sueño, alteraciones en la alimentación y un desgaste emocional profundo.
Como explicaba Lola Fernández Ochoa en una entrevista reciente en Antena 3, “no todo es gloria para los deportistas de élite”. La presión constante, la exposición pública y la exigencia permanente dejan huella.
El dato más contundente no es solo el porcentaje. Es el silencio que lo ha acompañado durante años.
Ricky Rubio, Andrés Iniesta… hablar para que otros no se sientan solos
Cuando Ricky Rubio decidió parar para cuidar su salud mental, o cuando Andrés Iniesta habló abiertamente de su depresión, algo cambió en el imaginario colectivo del deporte.
No eran deportistas “frágiles”. Eran campeones. Referentes. Ídolos.
Como señalaba Lola Fernández Ochoa, “si ellos, que lo tienen todo, lo han contado, pueden ser un ejemplo de que no se es un bicho raro”. Nombrar el problema no debilita al deportista: lo humaniza.
Estos testimonios no son anécdotas. Son grietas necesarias en un sistema que durante décadas confundió fortaleza con silencio.
La retirada: el momento más vulnerable
Uno de los hallazgos más duros del estudio llega cuando la competición termina.
La retirada deportiva sigue siendo, para muchos, un territorio sin red.
“Una vez que se retiran, la gran mayoría son juguetes rotos”, afirmaba Lola con crudeza. Cuando desaparecen el calendario, el vestuario, el objetivo diario y el reconocimiento, muchos deportistas se enfrentan a una pérdida de identidad para la que nadie les preparó.
Aquí la salud mental deja de ser una cuestión individual para convertirse en una responsabilidad estructural del deporte.
Investigar para actuar: por qué este estudio es clave
Que este trabajo nazca de la colaboración entre Fundación Blanca y una universidad pública no es casual. La salud mental en el deporte necesita:
- datos rigurosos,
- análisis sin maquillaje,
- y transferencia real de conocimiento.
No basta con sensibilizar. Hace falta investigar, medir y proponer cambios que lleguen a clubes, federaciones, instituciones y programas de base.
Este enfoque ha sido reconocido, además, con el galardón Iberdrola Supera, que pone en valor el trabajo sostenido en salud mental y deporte.
Hablar ya no es suficiente: toca acompañar
Visibilizar es el primer paso. El siguiente —el más complejo— es construir sistemas de acompañamiento reales:
- antes, durante y después de la carrera deportiva,
- en la élite y en la base,
- para hombres y mujeres,
- para quienes ganan y para quienes no salen en los titulares.
Desde Fundación Blanca seguiremos impulsando investigación, diálogo y acción, porque los datos ya no permiten mirar hacia otro lado.
El 20% no es una cifra. Son personas.
Y el deporte del futuro se medirá también por cómo cuida a quienes lo sostienen.


